Esta exposición, preparada en junio de 2021, es un recorrido sobre cómo surgió y evolucionó el telégrafo eléctrico, quiénes lo hicieron posible y algunos hechos curiosos de la historia de este sistema de telecomunicación, todo ello a través de las piezas telegráficas del Museo Profesor Joaquín Serna.
Anteriormente a la llegada del telégrafo hubo otro tipo de telecomunicaciones más rudimentarias y que además funcionaban a gran velocidad. Ejemplo de este tipo de notificaciones lo podemos encontrar en la Guerra de Troya.
La mitología clásica en La Orestea, única trilogía que se conserva del teatro griego antiguo, indica como al ganar en Troya Agamenón avisó a gran velocidad a su esposa, Clitemnestra, de la victoria. Y la forma de hacerlo fue poco ortodoxa desde luego, prendiendo fuego en las cimas de los montes a relevos, desde el monte Ida al palacio de los Atridas, en Asgos.
A lo largo de la Historia, da igual en qué cultura, el uso de cualquier aparato que hiciera ruido, caracolas, cuernos, tambores...ha servido para enviar mensajes a distancia. Como muestra, un botón, o dos:
Los indios peruanos precolombinos se comunicaban de una a otra tribu, a grandes distancias, por medio de golpes convencionales que daban sobre unos tambores enterrados en el suelo. Por eso los españoles, al llegar a puntos distantes de su partida, se quedaban asombrados al observar que ya tenían noticias de su llegada.
Más rudimentario, aunque posiblemente igual de eficaz, era el método que utilizaban los godos: trasmitían sus noticias a ciento de kilómetros por simples gritos que pasaban, de uno a otro vigía.
La línea de telégrafo óptico más larga del mundo fue obra del prestigioso ingeniero canario Agustín de Betancourt. Tras su brillante paso como inspector del Instituto del Cuerpo de Ingenieros de Comunicaciones en San Petersburgo se construyó esta línea, uniendo San Petersburgo y Varsovia; 1.200 kilómetros unidos por 149 estaciones equipadas con espejos y lámparas y a través de las cuales un mensaje podía llegar a su destino en unos 22 minutos.
La primera estación del telégrafo óptico se encuentra en una pequeña torre situada en una esquina de El Hermitage, en San Petersburgo. El declive del telégrafo óptico comenzó con la construcción de la primera línea de telégrafo eléctrico en 1852 uniendo Moscú y Petersburgo.
San Petersburgo recuerda a este insigne ingeniero con el puente Betancourt sobre el río Neva.
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En España, la red de telegrafía óptica apenas duró unas décadas, y tampoco alcanzó un gran desarrollo. Fue rápidamente desplazada por la telegrafía eléctrica, más asequible y rápida.
Sin embargo, aún quedan vestigios de aquellas obras de ingeniería. Uno de ellos, está en el centro de Madrid, más concretamente dentro del Parque del Retiro. Se trata del “telégrafo de la elefanta”, curiosísima construcción que evoca a un castillo medieval. Fue cabecera de la línea a Valencia-Barcelona y también a Andalucía, por ser visible desde el cerro de los Ángeles.
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Si curiosa es la torre, no lo es menos su nombre. Al parecer, se debe a que está emplazada junto a la antigua “Casa de fieras”. En la parte sur de estas instalaciones, se construyó una alberca para refrescar a algunos de los animales, en especial a una elefanta que vivía allí. Actualmente, el baño está enterrado, y la torre abandonada.
El inventor del telégrafo óptico fue Claude Chappe a finales del siglo XVIII.
El primer nombre que Chappe asignó a su inventó fue el de “taquígrafo”, pero A.F. Miot de Melito le convenció de que era más adecuado el nombre con el que ha pasado a la historia, "telégrafo". No le faltaba razón. Etimológicamente hablando, Telégrafo significa “escritura lejana”, algo bastante descriptivo de la función que siempre tuvo este invento. Sin embargo, Taquígrafo vendría a significar “escritura rápida”, y considerando que la transmisión de los mensajes por medio de torres vigías, reflejos de espejos, posiciones de mástiles o señales de humo podía demorarse horas en el mejor de los casos, no parece un nombre muy adecuado.
Antes de la señal SOS= ...---... se utilizaba la CQD = -.-. --.- -.. , siglas en inglés de Come Quick Danger.
En 1908 se adopta oficialmente el SOS como señal internacional de auxilio, aunque durante un tiempo se siguió utilizando también el CDQ. El SOS no se adoptó universalmente hasta unos meses después del hundimiento del Titanic, en una conferencia celebrada en Londres.
En 1908 se adopta oficialmente el SOS aunque los telegrafistas instintivamente seguían utilizando el CQD. Así lo hicieron en sus primeras llamadas los telegrafistas Phillips y Braid, del Titanic, utilizaron el CQD, posiblemente por instinto, hasta que el Capitán Smith le dice a Phillips: "Envíe un SOS, es la nueva señal y quizás sea su última oportunidad de utilizarlo".
S.O.S. S.O.S. S.O.S.
Esta señal de socorro es conocida universalmente. Se le han dado diversas interpretaciones.
La más sencilla es la verdadera: S.O.S. se traduce en el alfabeto ideado por Samuel Finley Bréese Morse por …—…; es decir, tres puntos y tres rayas, tres sonidos cortos y tres largos, los más fáciles de emitir y, por ello, los más fáciles de descifrar y los más apropiados para situaciones de emergencia.
Samuel Morse, inventor del famoso código que lleva su nombre, nunca fue scout, sin embargo, su legado es practicado por millones de scouts en todo el mundo. ¿Te gustaría saber la razón?
Tiene una explicación muy clara: el fundador de este movimiento internacional Robert Baden-Powell, escribió un extenso manual considerado el alma de esta filosofía de vida denominado Escultismo para Muchachos. En el mismo se exhortaba a todos los scouts a aprender el código morse: Si deseáis escribir un mensaje cuya lectura intrigue a la mayoría de las personas, escribidlo con caracteres de Morse o semáforo, en sustitución de las letras del alfabeto ordinario. Este mensaje será, sin embargo, fácil de leer a vuestros amigos que entienden de señalización…
Aún hoy sigue siendo costumbre usar éste código como apertura de una comunicación por radio en Los Jamborees en el Aire, el evento oficial de la Organización Mundial del Movimiento Scout, que se realiza cada tercer fin de semana de octubre. Parece que Morse pervive en el alma scout.
Teléfono versus telégrafo. La mayor amenaza para la industria de comunicaciones norteamericana Western Union provino paradójicamente de otra nueva tecnología, el teléfono. Alexander Graham Bell patentó el teléfono en 1876, inicialmente refiriéndose a él como un telégrafo parlante.
El científico Bell ofreció a William Orton presidente de la compañía que tenía comunicado a todo el país mediante el telégrafo la patente del teléfono por 100.00 dólares, pero la compañía se negó a comprarlo, aludiendo poca operatividad. Western Union podría haber ganado fácilmente el control de AT&T (American Telephone and Telegraph) en la década de 1890, pero la gerencia decidió que los dividendos más altos eran más importantes que la expansión. El teléfono se utilizó en la década de 1880 solo para llamadas locales, pero con el desarrollo de líneas en la década de 1890, el teléfono se convertiría en el mayor rival para el telégrafo. En 1900, las llamadas locales representaban ya casi la totalidad del negocio telefónico, y no fue hasta el siglo veinte cuando el teléfono engulliría por completo al telégrafo.
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En 1866 el financiero estadounidense Cyrus W. Field, se embarcó en la titánica labor de conectar Europa y América mediante un cable telegráfico.
Construido de cables de acero enlazado encapsulados en una gruesa capa de goma india, el Primer Cable Transatlántico se vería desplegado de costa a costa partiendo desde Gran Bretaña para llegar a Terranova,Newfoundland, antigua América Británica -actual Canadá-, y ramificarse por distintas subestaciones hasta llegar a la Costa Este de los Estados Unidos.
La hazaña estuvo plagada de problemas. Para empezar, la increíble longitud del cable hacía que la resistencia eléctrica debiera ser superada utilizando un voltaje muy elevado y, en esa época no tenían amplificadores, repetidores ni superconductores.
El retardo en recibir los mensajes tampoco era una tontería: el ancho de banda o cantidad de información que pasaba por el cable era tan limitado que el tiempo medio de transmisión era de una palabra cada 20 minutos.
A causa de tantos problemas y limitaciones tecnológicas el proyecto solo operaría durante un mes. No obstante, el cable probaría que conectar dos continentes era posible e iniciaría una carrera para mejorar la tecnología de conexión y hacer posible un sistema viable.
Es fácil asociar el impacto del teletipo a las agencias de noticias pero lo que es menos común es conocer que una de las obras icónicas de la denominada generación beat norteamericana fue escrita en un rollo de papel continuo para teletipo sin puntuación de ningún tipo. Hablamos de On the Road, de Jack Kerouac, plasmada en 36 metros de largo de rollo y considerada como una de las cien mejores novelas del siglo XX. El motivo de su peculiar elección fue evitar cualquier tipo de interrupción en la narración, al estilo de su filosofía beat, a golpe de escritura.
Kerouac, escribió su novela de un tirón, en tres semanas de mayo de 1951, en una larga, interminable parrafada, con fondo de jazz en la radio. Eso, inmediatamente después de volver de unos largos viajes de ida y vuelta, haciendo dedo, desde la Costa Este a la Costa Oeste de los Estados Unidos con su amigo Neal Cassady, Aka Dean Moriarty en la novela. Vivir para contar o viceversa: el mantra Beat.
El rollo original actualmente es propiedad de James Irsay, el propietario del equipo de fútbol americano Indianapolis Colts, quien lo compró por una elevada suma de dinero y permite su exposición en universidades, museos y centros culturales.